viernes, 29 de septiembre de 2017

AMIGAS 3

CONVERSACIONES ENTRE AMIGAS

María se quedó más tranquila al saber que su amiga se encontraba más animada y mejor, el pueblo le gustaba, había ido cuando era niña, durante muchos años, a veranear con sus padres. Tenia muchos amigos y le vendría bien para su recuperación. Tenía ganas de verla, charlar de los viejos tiempos y saber de sus antiguos amigos.
Marta le había avisado que llegaba, y ahora sí podrían quedar cuando a las dos les viniera bien. 
Ellas eran dos chicas que siempre se habían llevado estupendamente, les gustaba salir juntas e ir los domingos a bailar a la plaza; allí conocieron a sus novios (también amigos), pero desde que se casaron y tuvieron su familia, como no vivían demasiado cerca, se habían distanciado un poco.
No obstante, seguían en contacto también, a veces a través de sus padres, pero hasta que se encontraron hacía poco, llevaban una buena temporada sin saber nada la una de la otra.
Ellas esperaban que no volviera a pasar y se comprometieron a llamarse por teléfono por lo menos una vez al mes y sobre todo, si a cualquier persona de su familia les sucedía algo malo o también algo bueno, digno de celebración.
Sabiendo que Marta, a llegado ya a su casa de la ciudad, María le llama por teléfono para saber si pueden quedar, su cumpleaños está cerca y podrían tomarse un chocolate calentito, sabe que a las dos les gusta y pueden pasar un buen rato. María le contesta y queda con ella para tomar el chocolate, encantada; y a la vez, y que no se enfade, le tirará de las orejas.
Llega el día del cumpleaños de María, y Marta se prepara para salir a la calle al encuentro de su amiga, pasa por la casa de su madre que la espera, para ir a felicitar a la amiga de su hija. Pasan por una floristería y compran un ramo de claveles y una plantita de alegría con una bonita flor azul; las dos van tan contentas cuando se encuentran que pasa María corriendo a la búsqueda de un taxi. María en su carrera ni las ve: de pronto ven el taxi que llega y sube la madre de la chica cojeando.
Marta a su vez, corre para saber que ha pasado y María le cuenta que su madre se acaba de caer en la calle, le duele mucho la pierna y la lleva al hospital. Al ver las flores y la planta, María se disculpa y les pide perdón, pero ya les llamará y celebrarán otro día el cumpleaños. La madre de Marta dice que de perdón nada, que lo primero es lo primero, les desea que no sea nada y que vuelvan pronto a casa; que les llame por teléfono para saber que ha pasado y cómo está su madre. El taxi se va hacia el hospital, Marta y su madre vuelven para sus casas, y al llegar a la casa de la madre entran en el bar del barrio y le piden al camarero un chocolate, el camarero les saca el chocolate (cacao en polvo, de bote) y como no hay churros les saca bizcochos; y las dos recuerdan los cumpleaños de cuando eran niñas, en aquel pueblo suyo: una tableta grande y gorda de chocolate riquísimo hecho en su tierra, y los paquetes de bizcochos, o galletas de vainilla hechas también en su tierra, que sabían a gloria, y como “los santos” no eran muy a menudo, cuando llegaban eran doblemente celebrados con la familia, y si el trabajo daba tregua y se podía, después de merendar jugaban a las cartas.

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