domingo, 26 de febrero de 2017

MIEDO ESCÉNICO



MIEDO ESCÉNICO

Dicen que el mejor remedio para quitar los miedos es enfrentarse a ellos. Pero, ¿quién le puede decir a alguien que tiene miedo a volar en avión, que se enfrente a un vuelo sin “más ni más”? Parece difícil pero hay mucha gente que todos los días se enfrenta a cantidad de riesgos sin ningún miedo. ¿Son valientes, osados, o estúpidos? Hay personas que no somos ni lo uno ni lo otro y sin embargo, tenemos muchos prejuicios: timidez, miedo al ridículo, miedo escénico, e incluso miedo a enfrentarse con la gente. Algo de eso, es lo que hace unos días sintió ella cuando tuvo que salir a un escenario. Siempre fue una gran tímida, ha estado la mayor parte de su vida metida en su concha, a cambio de ello empezó a escribir, más que nada para desahogarse y para distraer los tiempos muertos. El papel en blanco no le exigía que lo hiciera bien, le daba la oportunidad de callar si decía algún inconveniente y no le miraba con cara de pena al ver su azoramiento cuando no le salían las palabras. Decidió ser fuerte e intentar salir adelante buscando otros recursos y quitando temores, le costó mucho, de alguna manera y con un gran esfuerzo, poco a poco fue saliendo. Cuando más contenta estaba y cuando ya creía haberlo superado, al salir al escenario se encontró en un gran atasco y con ello arrastró a otra gente que confiaba en ella. Envidia a esa gente que sabe salir airosa de las situaciones, pero no puede remediarlo, en esos momentos no ve ni entiende nada. Pide perdón por el gran ridículo, y siente una vergüenza espantosa.

ABRIMOS UNA BOTELLA DE CAVA

Son las fiestas del pueblo y la familia reunida en el comedor del restaurante comenta las últimas vacaciones. Hace un día extraordinario y todo promete un buen final. Han querido reunirse en el bar de un familiar para estar todos juntos ya que en casa es un poco difícil. Hoy en el comedor solo estarán ellos y con el permiso del dueño del bar, han traído hasta la perrita. Las botellas de cava están fresquitas y el camarero pregunta si desean que él las descorche. Le dicen que no se preocupe, ellos las abrirán cuando llegue el momento.
   El camarero sirve la comida y todos disfrutan de la reunión. Las copas de cava sobre la mesa esperan a recibir el líquido espumoso y dorado, cada uno recoge la suya para brindar por la salud de todos. Cuando uno de los chicos se dispone a abrir la primera de las botellas, una de las chicas se levanta elevando un poco la voz para que todos la oigan bien. <<¡Chicos tengo que daros una buenísima noticia!>>.
   Con la botella en la mano el chico se queda parado y un poco perplejo como todos los demás. La chica mira a su pareja, los dos sonríen y la chica prosigue: bueno, creemos que ya es hora de que todos lo sepáis; vais a ser abuelos y tíos dentro de seis meses, hemos esperado a saber que todo está bien para celebrarlo con toda la familia. Con gran alegría todos les felicitan y al final el chico decide abrir la botella. Después del tiempo transcurrido el cava está un poco movido y al intentar abrirla (“hale hop”), el tapón sale disparado junto con un chorro de líquido que remoja a los asistentes más cercanos, el tapón pega en el techo, rebota en la calva del abuelo y va a parar sobre la perrita, que con un gruñido se refugia debajo de la mesa entre las piernas de su dueño. Todos se ríen, la comida ha sido un completo éxito y todo ha salido muy bien. Un estupendo día para recordarlo siempre.     

sábado, 25 de febrero de 2017

PALABREJAS


AGAPANTO
Una preciosa flor, recogida de internet

  Resultado de imagen de agapantos
Cuando la profesora de taller literario nos dijo que nuestro trabajo, aquel día del año 2013, era hacer un escrito en el que teníamos que meter tres palabras, todos pusimos atención a ellas. Agapanto, Suripanta y Pendasco. Debo confesar que yo no las había oído nunca. Hice mi trabajo y al leerlo, como no era muy elaborado pasó pronto. Guardé mi cuaderno y hace pocos días repasando cosas, lo encontré y decidí ponerlo aquí.

SURIPANTA - AGAPANTO - PENDASCO
Al pasar por la calle Suripanta, entré a tomar un café en el bar Agapanto. La televisión mostraba paisajes de lugares lejanos y mi curiosidad se acrecentó al escuchar la palabra “Pendasco”. Oí como alguien me llamaba y levantaba la mano desde una mesa cercana al mostrador. Eran cuatro de mis amigas para que me uniera a ellas. Cual sería mi sorpresa cuando me acerqué y una de ellas me preguntó por la palabra “pendasco” yo dije que no tenía ni idea, pero de la mesa más cercana alguien dijo: <<Yo creo que es una playa en Cuba>>. Otro compañero suyo contestó: <<No tienes la menor idea, es un peñasco en Gibraltar>>. La conversación fue subiendo de tono, todo el mundo quería opinar. Alguien decía que era un animal marino, otros que era un mono, otros decían que era un pendón, alguno comentaba que era una mujer de mala vida, y así hasta que llegó el señor Manuel.
El señor Manuel era el dueño del bar, famoso por sus estupendos pinchos y su exquisito café. Aparecía cuando menos se lo esperaba, estaba jubilado y tenía en el bar seis camareros que trabajaban a turnos. Él siempre decía que a los empleados había que dejarlos trabajar tranquilos, pero que el “ojo del amo engorda al caballo”.
Al oír aquel jaleo, el señor Manuel se puso en el centro del bar y dijo: <<Yo no sé lo que será esa dichosa palabra, pero el próximo bar que voy a abrir pronto en el centro de la calle, se llamará “Pendasco”, ¿os parece bien?>>. Todos aplaudimos y así se acabó toda la cuestión.
Todavía pienso que querrá decir semejante palabreja. Y me digo: <<Cuando vaya a casa, lo miraré en el diccionario>>.

TEXTO EXTRAÑO

 Nos encontramos en casa descansando y no podemos descansar.
Corremos y descorremos las cortinas.
Miramos a la calle tan abstraídos que no vemos nada.
Vamos a oscuras por las calles llenas de luz.
Vemos tranquilamente como corren los coches.
La gente nos avasalla sin querer avasallarnos.
Intentamos alcanzar lo inalcanzable.
Vivimos en un sin vivir.
Queremos subir al cielo y nos precipitamos en lo más profundo de los infiernos.
Jugamos a estar solos en lugares atestados de gente, que nos mira sin vernos.
Vamos a la playa, el cielo es verde, el mar dorado y los montes anaranjados.

UNA CLASE DE ÉTICA

No sé quien ha sido su autor. Me parece una estupenda enseñanza de ética, pero no olvidemos rellenar la botella con un ratito para el ocio.  La "cervecita"  y los amigos también son importantes.

EL FRASCO LLENO
Un profesor de ética lleva a su clase varios objetos y los coloca encima de su mesa. Cuando da comienzo la clase, toma un frasco vacio y grande de cristal, y procede a llenarlo con unas cuantas piedras de regular tamaño. 
Entonces pregunta a sus estudiantes si el frasco está lleno. Todos dicen que sí. Entonces el profesor coge una bolsita de perdigones, la vacía en el frasco y agitando poco a poco, los perdigones van llenando los huecos entre las piedras.
De nuevo pregunta si el frasco está lleno. Todos responden, riéndose que ahora sí. El profesor toma ahora una bolsita de arena y la va vaciando en el frasco mientras sacude un poco. La arena termina de llenar los espacios vacios. "Ahora bien -dice el profesor- quiero que reconozcan y entiendan que ésto es como sus vidas. Las piedras grandes son las cosas importantes (sus familias, sus amigos, sus hijos), cosas que cuando todo lo demás se pierde todavía llenarán sus vidas. Los perdigones representan cosas que cuentan algo menos, como su trabajo, su casa, etc. Y la arena sería todo lo demás, las cosas insignificantes en sus vidas." 
"Si ustedes llenan el frasco primero con la arena, no habrá espacio para las piedras y los perdigones. Lo mismo ocurre con sus vidas. Si pierden su tiempo y energia en nimiedades, nunca quedará espacio para las cosas que realmente deben importarles. Ocúpense primero de las piedras y de los perdigones, lo que más importa. Establezcan prioridades. El resto será pura arena." 
Entonces un estudiante se levanta toma el frasco que todo el mundo, incluido el profesor, consideran totalmente lleno y procede a vaciar una lata de cerveza dentro del mismo. Por supuesto la cerveza rellenó los intersticios sobrantes dentro del frasco y verdaderamente dejó el frasco -ahora sí- totalmente lleno.
¿Y la moraleja?
No importa cómo de llena tengas tu vida, siempre quedará espacio para UNA CERVECITA!!!