viernes, 27 de septiembre de 2013

DESCUBRIENDO EL MUNDO. Para Nahia y para Oier y para Arene.


SON AMIGOS
Mira la luna
que nos observa con sus ojitos verde aceituna.
Mira el sol
que se esconde tras las nubes de algodón.
Mira las nubes
como columpios bajan y suben.
Mira la lluvia
moja la tierra y brota la semilla.
Mira la nieve
blancos copitos del cielo vienen.
Mira el mar
saltan las olas de espuma y sal.
Mira las montañas
nacen los ríos en las más altas.
Mira los árboles
en otoño caen sus hojas y en primavera renacen.
Mira las flores de la pradera
crecen solitas en primavera.
Mira los peces en el mar
nadan y nadan sin cesar.
Mira los pájaros
rozando el aire vuelan muy alto.
Mira el perro con el niño
son amigos y se tratan con cariño.
Mira el gallo en su cabaña
amanece y le canta a la mañana.
Mira el rostro de papá, su risa te alegrará.
Oye el canto de mamá, tu llanto se calmará.

lunes, 23 de septiembre de 2013

HACIA LA LIBERTAD

El trabajo durante el día había sido duro. Esa noche rendida entraba en la cocina y sentada al pie de la lumbre, recordaba a su marido fumando mientras esperaba la cena.
                                       ............................................
Todos la apreciaban y se preguntaba qué razones tenía para no emprender aquel camino.
-Se levanta la sesión -dijo poniéndose en pie.
En aquel mismo momento decidió cambiar de vida. Ya sabía lo que aquello suponía pero se había empeñado y dijo que por lo menos tenía que intentarlo.
-¿Te has enamorado alguna vez? -preguntó ella.
Él le miró atentamente; fumó, aspiró fuerte, aplastó el cigarrillo en el cenicero y guardó silencio. Después de unos instantes contestó: -Dios me libre de caer en semejante tontería. Se detuvo y miró al frente con expresión inmóvil. No pensaba en enamoramientos, él tenía otras distracciones que le mantenían fuera de su casa la mayor parte del día, decía que con eso no hacía mal a nadie. Sus hijos vivían cada uno en su casa y ya no tenía tantas preocupaciones; además después de 30 años casados, lo de enamorarse le sonaba muy lejano. No esperó respuesta, caminó hasta la puerta y se fue sin despedir. Ella se quedó sentada, a lo lejos oía los pasos que se alejaban lentamente.
De tan silenciosa la casa parecía vacía, se sentía tan mal, tan desencantada, que por salir de allí era capaz de cualquier cosa.
Sentada en la valla del jardín aprovechaba el sol invernal y miraba a su alrededor.
La casita pintada de blanco se le antojaba una pequeña jaula y sentía a la vez un tibio placer ante el calor que acariciaba su cuerpo.
-Buenos días -saludó él desde la ventana-. ¿Todavía no has puesto el desayuno?, me gustaría tomar un café.
Ella se levantó y con voz apacible y algo cansada, sin mirarle contestó:
Hoy tendrás que hacerlo tú, yo me voy.
No se hacía ilusiones, sabía que un día u otro tendría que dar explicaciones.
-A fin de cuentas cada uno debe hacer lo que más le convenga -se dijo.
 No obstante, entre tanto, dudaba como lo encajarían sus hijos y cual sería su respuesta, pero ya daba lo mismo, se iría sin decir nada a nadie.
Recordaba su infancia y adolescencia, cuando vivía con su familia. Entonces sí era feliz.
El tren la dejó en la estación. Un suave perfume llegaba desde el cercano parque, las risas de los niños le traían lejanos recuerdos y un ramalazo de nostalgia le hirió en lo más profundo.
En la cafetería los camareros iban y venían atendiendo a los clientes, en el comedor sonaba el rumor de las conversaciones y se percibía claramente el entrechocar de los platos y cubiertos. Se acercó a la barra.
-¿Que va a tomar? -preguntó la camarera sonriendo.
-Un café con leche -contestó.
La vida familiar ya no tenía ningún sentido, ahora tenía que centrarse en buscar un trabajo y no lo tenía nada fácil. Era solo una desilusionada mujer, que estaba sola y perdida en la gran ciudad. Su pequeño pueblo le estaba esperando; ya nada podía detenerle. Al fin y al cabo era el único lugar, que para ella, era un lugar único.

viernes, 20 de septiembre de 2013

UN CASO DE BUENA FE

 UNA CARTERA CON  PROBLEMAS


Era mi amigo un guapo mozo, trabajaba en una fábrica a cuatro kilómetros de su casa, todos los días iba y volvía con su vieja bicicleta, unos días solo y otros acompañado por algún compañero de trabajo o por alguno de sus vecinos. Mi amigo era vecino de adopción, pero adaptado en el pueblo hacía  algunos años, conocía a todos sus habitantes ya que era una aldea pequeña, situada cerca de una gran ciudad. Nunca tuvo problemas con nadie hasta aquel fatídico día. Volvía de su trabajo como de costumbre pero este día hacía él solo el camino de vuelta. Al entrar en el pueblo y ya de lejos, observó en la carretera un pequeño bulto, al acercarse pudo ver que se trataba de una voluminosa cartera y al abrirla aparecieron unos cuantos papeles, recibos y facturas, pero no tenía documentación ni dinero. Por los recibos y facturas dedujo de quien podía ser la dichosa cartera y pensando que le haría un favor, se dispuso a llevársela a su dueño hasta su casa. El propietario se alegró mucho por el hallazgo, hasta que al abrir la cartera observó que estaban todas las facturas y recibos... pero no había ni rastro del dinero que llevaba, cosa que le reprochó a mi amigo, exigiendo que se lo devolviera inmediatamente. El chico pillado en su buena fe, dijo que él no se había llevado nada (cosa que era cierta), y que le devolvia la cartera tal y como se la había encontrado. Pero el propietario de la odiosa cartera, solo quería su dinero y no fue capaz de ver más lejos.
Tuvieron una gran discusión y un enorme disgusto. Al final el señor reconoció que mi amigo había sido honesto y le dió las gracias pero el mal rato no se lo quitó nadie, y mi amigo juró que para evitar más lios, nunca más devolvería ninguna cartera que no llevara dinero, por lo que pudiera pasar.
Mi amigo tuvo presente el refrán que dice: Haz bien sin mirar a quién. ´
Más le hubiera valido hacer caso de este otro: Favorecer a un bellaco es echar agua en un saco.  

miércoles, 18 de septiembre de 2013

¡LO QUE ES LA VIDA!

 
El padre de Carlota decía muchas veces: <<La vida no es ni buena ni mala, ni triste ni alegre, ni bonita ni fea. La vida es la vida, con mayúsculas o minúsculas, depende como le vaya a cada uno.  
   Imagínate que un buen día sales de casa con un sol espléndido, todo parece que va de maravilla. De repente encuentras una cartera en el suelo, ¡que bien!, piensas; te acercas, miras a un lado y otro, la coges con disimulo por si alguien te ve. ¿Mira que si tuviera mucho dinero? en ese momento se te abre un mundo de posibilidades, la abres con un poco de reparo y te encuentras que la cartera está vacía. ¡Vacía!, pero quien puede llevar una cartera vacía, ¡vaya ocurrencia!, y la tiras otra vez al suelo.
   En ese momento pasa un hombre y con malos modos te acusa de robarle la cartera, te dice que llevaba 1000 pesetas y se las tienes que devolver ahora mismo. Tu te quedas blanco como el papel y contestas: <<¡Pero si la cartera la he cogido del suelo y estaba vacía!, no tenía absolutamente nada>>.
   Él dice: <<Eso lo dirás tú!, yo he visto como mirabas a todos lados, mientras mirabas dentro de la cartera, ¡ya me estás devolviendo el dinero o llamo ahora mismo a los guardias!>>.
   Tu juras y perjuras que no tienes nada, pero el hombre no se baja del burro y ya no sabes que hacer.
   Tu cabeza funciona a toda velocidad y le dices: ¡Pues vale, llama a los guardias, que vengan, a ver dónde tengo yo las 1000 pesetas!>>
   <<Si, si -contesta el hombre- tu que vas a decir, las habrás escondido entre los pantalones, o en los calcetines, o aunque sea debajo de una piedra, yo que sé, ya me pareció a mí que se las diste a alguien y salió corriendo>>.
  Y tu enfadado al fin contestas: <<Pues las habrá cogido él y habrá tirado la cartera. ¿Cómo quieres que yo lo sepa y te de algo que no tengo?>>
   <<Tú sabrás lo que tienes que hacer y lo que más te conviene>> -contesta él.
    Y tú harto de tonterías decides tranquilizarte, intentando hallar una solución le dices:
<<Verás, no vamos a discutir, la cartera está en el suelo, ¿la he tirado yo, o la has perdido tú?, llama a los guardias, será tu palabra contra la mía, puede que yo te acuse a ti de haberme robado las 1000 pesetas, las huellas de los dos estarán en la cartera, ¿por qué va a ser tuya y no mía?>>
   Después de todo, el hombre se echa a reír y contesta: <<Vamos a ver camarada, esto ha sido una pequeña broma, dejemos de mirar si son galgos o podencos, la cartera no es mía ni tampoco tuya y dudo mucho que tuviera dinero, yo he picado como tú y será mejor que nos larguemos, no vaya a venir el verdadero dueño y nos encontremos con un problema que ninguno de los dos hemos buscado>>.
  Y casualidades de la vida, algo parecido le pasó a un amigo de Carlota y ésta lo cuenta con tristeza en algunas ocasiones al cabo de los años.
                                                                                             

jueves, 12 de septiembre de 2013

¡BIEN POR LOS CASTRILLANOS!

Y YA VA EL 13


Otro nuevo año que hemos disfrutado de nuestro pequeño encuentro, otro año estupendo, que hasta el buen tiempo se une a nuestro bullicio y alegría. Más de 100 personas hicimos nuestra visita, nuestra comida y nuestro trabajo. ¡Bien por los organizadores! Seguimos esperando que el próximo por lo menos sea igual. ¡Ya falta menos! Un abrazo grande para todos los que participaron.


PARA CASTRILLO 2013

Buenos días: hoy no puedo menos de recordar aquel día 1 de septiembre del 2001, cuando con toda la ilusión teníamos nuestra primera reunión en nuestro pueblo, celebrar el aniversario decimotercero puede decirse que ha sido un gran éxito y debemos agradecer el interés que se pone cada año en hacer este pequeño encuentro. Yo hoy quiero daros la bienvenida y las gracias por escuchar mis sencillas poesías y por vuestros cariñosos e inmerecidos aplausos de todos estos años: gracias de nuevo. Ahora me gustaría decir una de mis poesías. Para todos los que nos fuimos…


AÑORANDO A CASTILLA 
Corriendo senderos, cruzando veredas,
sin saber siquiera, dónde reposar,
buscando aventuras y sensaciones nuevas
en otras regiones quisiste arribar. 
Queriendo curar heridas de ausencia
buscaste anhelante a gentes hermanas,
soñando laureles, callando nostalgias
gozoso caminas por tierras extrañas.
Dejaste las llanuras 
y los cielos de Castilla,
y los campos y las mieses 
y los cantos de la era,
y dejaste a tu familia 
y quizá a tu compañera,
y buscas otra ilusión, 
recordando a quien te espera.
Y ves como pasa el tiempo 
y ahora tienes dos quereres,
el lugar donde resides 
y el pueblo al cual perteneces,
y aunque no lo reconozcas, 
es tu refugio tu tierra,
y en ella quieres estar 
cuando te embarga una pena.
Tu pueblo te está llamando, 
te está pidiendo que vuelvas,
son tus profundas raíces 
que reclaman tu presencia.
Y recreas los recuerdos, las callejas, 
las campanas de la iglesia
y la pasión te desborda 
con una alegría inmensa.
Ya blanquean tus cabellos 
y a visitarlo regresas,
y disfrutas con deleite 
de una calma placentera
y sin embargo, 
percibes una sombra de tristeza
y un regustillo agridulce que te inquieta.
Y vuelves la vista atrás 
y, ¡es tan distinta tu tierra! 
y evocas tu juventud
y ya nada es lo que era.
Y en tu añoranza, 
descubres a tus ancestros
que por ventura regresan
y pronto se desvanecen 
envueltos en bruma y niebla.
Pero… ¡ay!, que tú ya tienes 
el corazón dividido
y entre tu tierra y tu hogar 
el cariño repartido,
y mañana volverás a tu otra tierra, 
la que te acogió amorosa,  
y llevarás en el alma, 
una gran melancolía 
y muchas horas gozosas.       
IRENE SÁEZ SAIZ