miércoles, 7 de marzo de 2012

DESDE MI BALCÓN

DESDE MI BALCÓN

 Mayo, domingo noche: la noche está clara y serena, en el cielo algunas nubes blancas y de trecho en trecho, asoman brillantes estrellas salpicadas entre los claros. Los árboles iluminados por dos altas farolas dibujan sombras fantásticas. Alrededor de los focos de las farolas se concentran pequeñas mariposas y otros insectos, atrapados por la magia de su luz. Miles de puntos luminosos en la ciudad y el cercano pueblo, iluminan las carreteras, calles y edificios. Los montes de Artxanda tan intensamente verdes y vivos con la luz del día, se presentan mudos y desdibujados. Solo las luces de sus desperdigados caserios delatan su existencia.
TENIA GANAS DE ESCRIBIR UN POQUITO, PERO ESTOY UN POCO LIADA, YA VEREMOS CUANDO SIGO.

DESDE MI BALCÓN


DESDE MI BALCÓN
Mayo, sábado 11 horas: el cielo de un azul purísimo, el sol calienta el ambiente, la brisa riza las hojas de los árboles y mece suavemente su ramaje, los pájaros y las palomas vuelan alegres y sus trinos recorren el espacio.
Extrañamente la via está desierta. La gran ciudad y el cercano pueblo, aparecen luminosos y la majestuosa torre de Begoña, asoma elegantemente con un brillo especial.
El sol se refleja en los cristales de las casas y todo aparece con la alegría de la reciente primavera. Por el arcén de la carretera un joven pasea a su perro, y entre los árboles y  los coches aparcados, buscan refugio los gatos callejeros.

DESDE MI BALCÓN

DESDE MI BALCÓN
 

 Mayo, viernes 10 horas: El cielo esta nuboso, el sol no se deja ver y el tiempo amenaza lluvia. El viento y los árboles están extrañamente en calma. Los montes de Artxanda, las torres y los edificios más lejanos, se ven emborronados por la neblina. Bajo el manto de nubes todo parece más triste y gris. En la carretera los escasos coches siguen su camino. Por la via, un tren de mercancias arrastra sus vagones con cierta lentitud.










DESDE MI BALCÓN


DESDE MI BALCÓN.
Mayo, jueves tarde: El cielo se muestra con nubes y claros, poco a poco el sol se abre paso y el paisaje se ilumina. En la cercana via, un tren de cercanias transporta sus viajeros hacia la estación. En la orilla de la carretera hay coches aparcados, mientras otros coches pasan carretera adelante sin detenerse. A los árboles del pequeño jardín, la primavera les ha vestido completamente de verde, el viento agita sus ramas y las palomas y pequeños pájaros van y vienen. Los montes de Artxanda se antojan un gran tapiz, pintado con distintos verdes y pequeñas casitas. En el pueblo vecino, la torre de su iglesia sobresale entre los tejados de sus casas. La gran ciudad y algunos de sus barrios forman un bello paisaje.
Difuminada por la lejanía, se divisa la cúpula de Nuestra Señora de Begoña.
AQUI VEMOS COMO EL MISMO PAISAJE A DISTINTAS HORAS Y DISTINTOS DÍAS, SE VE DE DISTINTA MANERA.