En el pequeño jardín hay un pino. Es un árbol de gran altura, con el tronco de un grosor importante, en su parte baja se ve la protección de su rugosa y fuerte corteza, ya que está desprovista de ramas y de hojas. El sol ilumina todo su contorno. Sus hojas en forma de agujas están absolutamente verdes. El viento agita sus ramas y los pájaros asustados salen buscando lugares más seguros.
Viernes día 7 - 12 h
Hoy el pino parece triste: no hay sol y la amenazante lluvia le cubre de sombras. Las palomas se posan sobre sus ramas. El viento está extrañamente en calma y no se mueve ni una hoja.
El suelo se encuentra ligeramente humedecido. Un joven pasea a su perro por el jardín y el can impaciente, hace sus necesidades sobre el tronco del pino.
Sábado día 8 – 15 h
Viendo el pino desde un balcón en lo alto de un cuarto piso, no resulta menos imponente: En su alta copa se divisan varias piñas. La brisa mece sus ramas, algunas de ellas aparecen secas. El sol primaveral y el calor lo cubren de arriba abajo. Dos gatos callejeros se refugian bajo el pino buscando la fresca sombra.
Domingo día 9 – 23h
A la luz de una farola que solo llega a iluminarle hasta la mitad, el pino en la noche se nos antoja un gran gigante que se dispusiera a descansar de las fatigas del día. Está la noche tranquila y serena, y ni el viento ni los pájaros se atreven a molestarle.
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