martes, 18 de octubre de 2016

LA BRUJITA ESCARAMUJA



    LA BRUJITA ESCARAMUJA


A la brujita Escaramuja le gusta el punto de aguja y no quiere ser bruja. Pero sus padres eran los reyes brujos, nació siendo brujita y todo lo tuvo a su alcance.
   Cuando la niña cumplió 15 años el padre deseaba que su brujita eligiera novio, su madre pensaba que todavía era joven y tenía mucho tiempo para casarse, pero el rey dijo que ya había llegado la hora. Hizo una 
gran fiesta invitando a todos los brujos y brujas de la ciudad y convocó a todos los brujos solteros de los alrededores. Todos desfilaron delante de la princesa pero a la niña bruja no le gustó ninguno de los invitados y no hubo nadie con quien ella quisiera casarse.
El padre se enfadó mucho con ella y la obligó a elegir a uno, volvieron a desfilar y ella se fijó en el brujo más viejo, feo y achacoso; cojo, tuerto y le faltaban tres dedos de la mano derecha. La niña pensaba: <<Mi padre debe pensar que es una pesadilla y seguramente anulara mi decisión>>. La madre pensó: <<Mi hija se ha vuelto loca, que dirá su padre>>. El padre al ver el mal gusto que su hija demostraba también se enfadó y creía que la niña quería reírse de él, pero luego pensó: <<Si ella lo ha hecho, sus motivos tendrá, no pienso hacer nada y que cargue con esa cochambre y sus consecuencias>>. Todos los demás brujos estaban asombrados y se decían unos a otros: <<Esto es vergonzoso, qué pasará ahora>>. Pero el más asombrado de todos era el elegido por la princesa bruja y se decía: <<Vaya sorpresa, pero a lo mejor, ellos van a ser los más sorprendidos>>.
Cuando el rey brujo pedía al desastroso elegido, que cumpliera los deseos de su 

hija, este dijo quitándose el sombrero y el disfraz: <<Perdonen sus majestades y que me perdone la princesa, no esperaba ser el elegido y como pueden ustedes ver, no me sobra ni me falta nada: no soy viejo, ni cojo, ni tuerto, ni feo. Soy un príncipe de un lugar lejano y no soy brujo, estoy soltero, quiero disfrutar de mi soltería y por ahora no quiero perder mi libertad. 

 Por lo tanto me despido de todos y adiós, ¡pero 
espérame princesa, algún día volveré a buscarte y a casarme contigo!>>.
   Cuando el rey salió de su estupor y se vio burlado, estaba tan irritado que mandó a sus lacayos que persiguieran al huidizo impostor, pero el príncipe desapareció lo mismo que había aparecido, sin saber cómo. La princesa brujita había conseguido su objetivo, se había salvado de una boda que ella no deseaba, además, había encontrado un príncipe que no era brujo y sabía que algún día volvería para casarse con ella. 

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