sábado, 15 de noviembre de 2014

EL RAYITO DE SOL

EL RAYITO DE SOL
Al niño chico lo ha despertado en la cuna un rayito de sol que entra en el cuarto oscuro de verano por una rendija de la ventana cerrada. Si se hubiera despertado sin él, el niño se habría echado a llorar llamando a su madre. Pero la belleza iluminada del rayito de sol le ha abierto en los mismos ojos un paraíso florido y mágico que lo tiene suspenso.
Y el niño palmotea, y ríe, y hace grandes conversaciones sin palabras, consigo mismo, cogiéndose con las dos manos los dos pies y arrullando su delicia.
Le pone la manita al rayo de sol; luego, el pie –¡con qué dificultad y qué paciencia¡–, luego la boca, luego un ojo, y se deslumbra, y se ríe refregándoselo cerrado y llenándose de baba la boca apretada. Si en la lucha por jugar con él se da un golpe en la baranda, aguanta el dolor y el llanto y se ríe con lágrimas que le complican en iris preciosos el bello sol del rayo.
Pasa el instante y el rayito se va del niño, poco a poco, pared arriba. Aún lo mira el niño, suspenso, como una imposible mariposa, de verdad para él.
De pronto, ya no está el rayo. Y en el cuarto oscuro, el niño –¿qué tiene este niño, dicen todos corriendo, qué tendrá?– llora  desesperadamente por su madre.  
               JUAN RAMÓN JIMÉNEZ



MEMORIAS  DE JUAN CHARRASQUEADO
Yo no lo maté: él solito se le atravesó a la bala
              JOSÉ EMILIO PACHECO
 
EL CRIMEN PERFECTO
El crimen perfecto –dijo a la concurrencia el escritor de novelas policiacas– es aquel donde no hay a quien perseguir, donde el culpable queda sin castigo; es, desde luego, el suicidio.
          RENÉ AVILÉS FABILA

LO MATÉ EN SUEÑOS
Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despache de verdad. Sin remedio
        MAX AUB

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