martes, 5 de enero de 2016

DÍA DE REYES MAGOS

   HOMENAJE

Con esta carta quiero hacer un pequeño homenaje a todas las personas que entonces andábamos por nuestro Castrillo, a nuestra gente, a nuestros Reyes Magos  y a todos mis amigos y familiares.
   Ya no tengo edad de pedir juguetes a los Reyes Magos, y no sé si lo que voy a pedir me lo podrán traer.
Este año ha sido un poco complicado en todos los sentidos, y yo pido PAZ en el mundo y SALUD para todos.                               
    CARTA A LOS REYES
   Queridos Reyes Magos: hace muchos años que no os escribía carta, creo que nunca necesité nada en particular, pero todavía recuerdo mis tiempos de niña. Casi siempre me traían un par de pendientes y una tartita; una culebrita de mazapán con confitillos que eran una delicia. Un año me preguntó Josechu, que tenía unos cuantos años más, que yo:
   –¿Qué les has pedido a los Reyes?
   –Unos pendientes y una caja con una culebrita de mazapán –contesté yo.
   –Pues no te preocupes, yo se lo voy a decir a los Reyes Magos por la radio.
   Yo muy contenta, le dije a mi madre que Josechu se lo iba a decir a los Reyes de su radio, que por entonces era uno de los pocos aparatos de radio que había en el pueblo. Y ese año me trajeron lo que yo había pedido.  
   Otro año en la escuela, la señorita nos dijo, que cada uno escribiéramos una carta a los Reyes. Yo era ya más mayorcita y ya teníamos la radio en casa. En la carta les pedí un libro de Matilde, Perico y Periquín. Era un libro escrito con una especie de teatrillos cortos; que yo oía todos los días en mi casa por la radio y me gustaba mucho. No me trajeron el libro, pero no me importó. Yo seguí feliz con lo poco que teníamos.
   En aquel pueblo, nuestros Reyes no traían juguetes, creo que porque era un pueblecito pequeño y lejano. Para cuando llegaban allí ya no les quedaba ninguno y nos conformábamos con unas castañas, mandarinas o calcetines, que más daba.
   Ahora en la radio y en la tele hacen un anuncio y piden que compremos un bolígrafo para que otros niños reciban un juguete. Nosotros no teníamos ninguno pero jugábamos mucho, porque teníamos tiempo, y eso es lo que se necesita.
   Aunque en mi pueblo los niños también trabajaban ayudando a sus familias y algunos muy jovencitos (en edad escolar) ya cuidaban el rebaño de sus padres, mientras sus hermanos mayores iban al campo.
   Bueno, al final a mí, al cabo de unos treinta o cuarenta años, un día de Reyes, me trajeron el libro de Matilde, Perico y Periquín con una cinta de casete, y ahora lo puedo oír cuando quiero, no como entonces.
   Es bonito recordar aquellos tiempos que para nosotros eran duros, pero era cuestión de acostumbrarse. Poco a poco todos quisimos mejorar y ahora cada uno está donde eligió.
   Don José María (entonces Josechu) ya pasó a mejor vida, y en su honor he querido recordar esa bonita anécdota de aquellos inocentes, cándidos e ingenuos años.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario