jueves, 23 de junio de 2011

¡NUESTRA PESETA!


¡NUESTRA PESETA!

La  rubia peseta inquieta y veleta,
va de mano en mano sin ningún pudor,
 es muy arriesgada, no le teme a nada,  
se enfrenta a la vida con mucho valor.
 Todos la persiguen, todos la desean,
los pobres y ricos ansiosos la esperan.
Va de casa en casa, entra sin llamar, 
si alguien la desprecia se vuelve a marchar.
¡Que por interés te quieren! 
bien lo decía el refrán, 
caprichosa y sin reparos, 
con el más rico se va.
La codiciada Peseta, 
de cobre, niquel, papel o plata, 
puede ser sin pretenderlo, 
grande, pequeña, cara o barata.
Con virtudes y defectos, 
cal y arena, sombra y luz, 
orgullosa y divertida 
muestra su cara y su cruz.
Es traviesa y pizpireta, 
se esconde en cualquier bolsillo,
y por ella baila el perro, 
desde un tango a un fandanguillo.
Entra en los salones de reyes y nobles,
la cuenta y recuenta el avaricioso,
por favor la pide la gente más pobre
y su falta enfada al hombre envidioso.
Baila sobre el mostrador 
de cualquier bar o taberna, 
escapa con rapidez 
y corre sin pies ni piernas.
Vuela bien acompañada 
a paises extranjeros,
y le da la bienvenida 
gente con mucho dinero.
Ella siempre está presente 
en las ciudades y pueblos,
quien no la tiene no gana, 
ni en el amor ni en el juego.
Gasta sin tino el derrochador,
como una hormiguita 
guarda el ahorrador.
Nuestra elegante Peseta 
con los años ha cambiado,
ayer rubia, hoy plateada 
y menudita ha quedado.
¡Tan coqueta y distinguida! 
¡Tan querida y respetada! 
se quedó sin pretendientes 
cuando menos lo esperaba.
Ignorada y dolorida  
hacia el abismo ha rodado, 
ha perdido su valor 
y sin piedad le han echado.
Se fue la buena Peseta 
¡Quien sabe si volverá!, 
ahora es el Euro quien manda 
¡Sabe Dios que pasará!
El señor euro no sabe 
que nuestra humilde peseta
 será siempre recordada 
y la tendremos en cuenta.
                                                                                                                                                                                                                        

1 comentario:

  1. Faustino Calderón23 de junio de 2011, 5:48

    Magnifico homenaje a nuestra querida moneda, que como bien dice al final de la poesia siempre sera recordada lo que no se si sucedera igual con el euro.
    Me asombra Irene la facilidad que tiene para armar frases y hacer que rimen las palabras.

    Saludos.

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