sábado, 22 de julio de 2017

AGOSTO

 LA SIEGA
Agosto, en mi pueblo y en mi zona, solía y suele ser el mes de la recogida de las cosechas: antiguamente  que casi todo se hacía a mano, los pobres labradores empezaban más pronto, trabajaban mucho y les rendía muy poco. Al final llegó la potente maquinaria y los labradores con sus cosechadoras trabajan más comodamente, lo hacen mucho más rápido y el rendimiento es mucho mayor. ¡Bien por ellos, son los que mantienen el pueblo con vida! Y ahora también son ellos los que se encargan de organizar el encuentro de todos los castrillanos y que vamos encantados. ¡Ojalá podamos ir muchos años!
Yo este año le llevo a mi pueblo una nueva carta, espero que a la gente le agrade, yo lo hago con mucho gusto, aunque no sea la carta de un gran escritor (escritora en este caso). He aqui un pequeño anticipo:
Carta a Castrillo
Hola Castrillo: hoy te traigo una carta, una bonita carta que nos dice lo que fuiste en tus buenos tiempos: ¡claro, que tú ya lo sabías! ¡Quien no lo sabía era yo!, que pena, no era ningún secreto, pero nadie me lo dijo. Aunque me temo, que nadie me lo dijo porque tampoco nadie lo sabía.  Nací en una de tus casas y sin embargo, no tenía ni idea de tu historia; y resulta que, Castrillo, eras mucho más importante “que cuatro casas y un perrillo”.
Tú sabías que tenías y sigues teniendo, desde hace siglos, un marqués, ahora un nuevo Marqués con el título de Villacastel de Carrias, que se llama (quizá no lo sepas) Don Borja Enriquez de Eguiluz. ¡Que bien Castrillo! Si pudieras hablar, cuantas cosas podrías contarnos todavía, pero… ¡quién te ha visto y quien te ve!

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