viernes, 18 de marzo de 2016

¡QUE VERGÜENZA!

Cada día da más pena leer las noticias o ver las cadenas de televisión. Hemos perdido toda nuestra vergüenza e incluso nuestra dignidad. Es totalmente bochornoso ver todo ese sufrimiento de estas pobres personas (sobre todo los niños y los ancianos), que piden asilo de una guerra, que como todas, son espantosas e inciviles. Veremos si todos estos políticos que intentan arreglarlo, al final pueden mediar de alguna manera. Pero lo que también es radicalmente necesario que cada uno sepa, cuál es la tierra que pisa, la respete como si fuera la suya, se comporte como es debido y no hagan lo que no quieran que les hagan a ellos. Sabemos que llegan muchos y todos es imposible que se puedan quedar,  pero aquellos que se queden, que sepan que tienen derechos pero sobre todo deberes. Debemos ser acogedores pero que nadie se crea que Europa es la tierra prometida ni el País de Jauja. Aqui solemos decir que vendrá de todo y entre col y col, lechuga. Nuestros refranes son sabios y tambien decimos: donde fueres haz lo que vieres. Así todos podremos vivir en paz y con tranquilidad. Hablando de cosas vergonzosas, es absolutamente desolador lo insensibles que nos hemos vuelto, al ver las miserias de otras gentes que necesitan de nuestra ayuda y sobre todo lo despiadados que podemos ser, si con un par de copas nos reunimos unos cuantos; unos con otros, parecemos una jauría de lobos, capaces de hacer cualquier brutalidad. Seguro que cuando esos chicos que humillaron y vejaron a esas mujeres que pedían limosna en la calle, se vean en los videos, pensarán que es imposible que sean ellos. A mi me gusta pensar bien y creo que serán unas estupendas personas con trabajo y estudios, que cuando están solas no son capaces de matar una mosca. ¿Que hubieran hecho si hubieran sido hombres los que pedían?, esperemos no tener que verlo. Con esto ya hemos visto bastante.
Esto me recuerda nuestro respeto a la gente, cuando éramos niños. Y lo que me impactó esta poesía de Pablo Neruda, que aprendí en la escuela.
<<Yo mismo en cierta ocasión
de esta escena fui testigo:
arrojó pan a un mendigo
un niño desde un balcón.
Pero su padre hombre humano,
le dijo: ¿no te sonroja?,
la limosna no se arroja;
se besa y se da en la mano>>.

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