PARA CASTRILLO AÑO 2012
RECORDANDO FOTOS, NO IMPORTA LA FECHA

Pero
yo hoy quiero recordar a tres sacerdotes, el primero a don Jenaro, nuestro
cura, al que todos los castrillanos conocimos y que una gran mayoría fuimos
bautizados por él, y con él hicimos nuestra primera Comunión. Creo que todos
recordaremos sus paseos, a lomos de la caballería del vecino de turno, que
tuviera que ir a buscarle hasta Bañuelos en los días invernales. Así como sus
inteligentes sermones y, pecadores de nosotros, a veces sus pequeñas
reprimendas. Para él mi pequeño homenaje.
El
segundo sería don Teófilo, él estaba en la residencia de ancianos de Briviesca,
también era titular de Bañuelos, Carrias y Castrillo. Él vino a decirnos la
misa y participó con nosotros y de nuestra alegría algunos años, en este
nuestro día entre amigos. Mi recuerdo y mi agradecimiento para él, que fue
quién me animó a decir mi primera poesía, y por él estoy aquí haciendo esta
pequeña lectura.
El
tercero es para don Albano García Abad. Este señor era nacido en
Quintanaloranco, fue fraile Carmelita, sacerdote, escritor de libros,
colaborador en revistas y periódicos, investigador en bibliotecas y profesor en
un colegio de la provincia de León, donde murió. Este buen señor tuvo la
curiosidad y la buena idea de escribir en el diario de Burgos algunas páginas
de nuestro pueblo. Creo que muchos de nosotros tendremos dichos escritos, que
hasta entonces no conocíamos y que por él hemos podido conocer. No tuvimos la
oportunidad de darle las gracias por todo el interés y cariño que puso en su
escritura. Por no alargarme solo voy a decirle: mil gracias señor Albano en
nombre de toda la gente de este nuestro pequeño y querido pueblo, nos ha hecho
usted un gran favor, dándonos a conocer nuestro arte y nuestra pequeña
historia.
Descanse
en paz y hasta siempre.
Como todos los años me
gustaría terminar con una poesía de las mías.
¿QUIÉN ARRANCÓ NUESTRAS FLORES?
¿Quién ha abierto nuestras puertas?
¿Quién arrancó nuestras flores?
¿Quién robó nuestros recuerdos
y nos dejó sinsabores?
¿Quién quiso borrar la luna?
¿Quién osó apagar el sol?
¿Quién puso puertas al campo?
¿Quién dentro, al viento encerró?
Nunca fue esclavo mi pueblo,
vive airoso en una loma,
torrente de luz y fuego
estalla al nacer la aurora.
No hay montañas que lo arropen,
ni bosques que lo den sombra,
abierto a los cuatro vientos
mi pueblo radiante asoma,
y los cuatro, cual verdugos,
sin tener piedad lo azotan.
Por fuerte que sople el viento,
por mal que vayan las cosas,
aunque cien años viviera,
Castrillo, pervivirá en mi
memoria.
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