CON FLORES A MARÍA
El mes de mayo se acerca,
¡que mes más bonito!, luminoso y lleno de flores: en el campo los agricultores,
deseosos casi siempre de ver la lluvia, que por San Isidro es siempre
bienvenida, están más tranquilos; porque después de la siembra, las labores son
más sosegadas, a la espera de la recogida de la cosecha.
En nuestra niñez cuando
correteábamos por nuestro pueblo, mayo era el mes de la Virgen, de las flores y del
rosario, que todas las tardes-noche la maestra de turno lo rezaba en la
iglesia. Los domingos se guardaba fiesta, el rosario se rezaba por la tarde. Los niños y niñas íbamos al campo a buscar flores y con unos versos le ofrecíamos (algunos niños),
a la Virgen
del Rosario un ramito cada uno, cada semana del mes; al final de todo cantábamos a la Virgen la canción de “Venid
y vamos todos” con mucho amor y devoción. Era muy sencillo pero se salía un
poco de la rutina y lo pasábamos bien. La canción decía así:
Venid y vamos todos, con
flores a porfía,
con flores a María que madre
nuestra es (bis).
De nuevo aquí nos tienes purísima
doncella
más que la luna bella,
postrados a tus pies (bis).
Venimos a ofrecerte las
flores de este suelo,
con cuanto amor y anhelo,
Señora tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si
cándidas te placen,
las que en la Gloria
nacen, en cambio tú nos des.
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