LA BRUJITA ESCARAMUJA
A la brujita Escaramuja le gusta el
punto de aguja y no quiere ser bruja. Pero sus padres eran los reyes brujos,
nació siendo brujita y todo lo tuvo a su alcance.
Cuando la niña
cumplió 15 años el padre deseaba que su brujita eligiera novio, su madre
pensaba que todavía era joven y tenía mucho tiempo para casarse, pero el rey
dijo que ya había llegado la hora. Hizo una
gran fiesta invitando a todos los
brujos y brujas de la ciudad y convocó a todos los brujos solteros de los
alrededores. Todos desfilaron delante de la princesa pero a la niña bruja no le
gustó ninguno de los invitados y no hubo nadie con quien ella quisiera casarse.
El padre se enfadó
mucho con ella y la obligó a elegir a uno, volvieron a desfilar y ella se fijó
en el brujo más viejo, feo y achacoso; cojo, tuerto y le faltaban tres dedos de
la mano derecha. La niña pensaba: <<Mi padre debe pensar que es una
pesadilla y seguramente anulara mi decisión>>. La madre pensó: <<Mi
hija se ha vuelto loca, que dirá su padre>>. El padre al ver el mal gusto
que su hija demostraba también se enfadó y creía que la niña quería reírse de
él, pero luego pensó: <<Si ella lo ha hecho, sus motivos tendrá, no pienso
hacer nada y que cargue con esa cochambre y sus consecuencias>>. Todos
los demás brujos estaban asombrados y se decían unos a otros: <<Esto es
vergonzoso, qué pasará ahora>>. Pero el más asombrado de todos era el
elegido por la princesa bruja y se decía: <<Vaya sorpresa, pero a lo
mejor, ellos van a ser los más sorprendidos>>.
Cuando el rey brujo
pedía al desastroso elegido, que cumpliera los deseos de su
hija, este dijo
quitándose el sombrero y el disfraz: <<Perdonen sus majestades y que me
perdone la princesa, no esperaba ser el elegido y como pueden ustedes ver, no
me sobra ni me falta nada: no soy viejo, ni cojo, ni tuerto, ni feo. Soy un
príncipe de un lugar lejano y no soy brujo, estoy soltero, quiero disfrutar de
mi soltería y por ahora no quiero perder mi libertad.
Por lo tanto me despido de todos y adiós, ¡pero
Por lo tanto me despido de todos y adiós, ¡pero
espérame princesa, algún día volveré a buscarte y a
casarme contigo!>>.
Cuando el rey salió
de su estupor y se vio burlado, estaba tan irritado que mandó a sus lacayos que
persiguieran al huidizo impostor, pero el príncipe desapareció lo mismo que
había aparecido, sin saber cómo. La princesa brujita había conseguido su
objetivo, se había salvado de una boda que ella no deseaba, además, había
encontrado un príncipe que no era brujo y sabía que algún día volvería para
casarse con ella.
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