sábado, 7 de noviembre de 2015

CONVERSACIONES DE UN PATITO EN LA GRANJA

 (CUENTO)

El pavo real, siempre presumido, pasea luciendo su precioso plumaje delante de las sencillas pavitas y las humildes gallinas.
El altanero gallo vigila a sus gallinitas como señor del gallinero. La pata muy ufana, con su andar patoso, lleva a sus patitos hasta el cercano río, todos van satisfechos; hoy toca baño y un ratito de natación.
Las pavas y las gallinas sometidas a los caprichos de sus señores van y vienen picoteando el suelo en busca de gusanitos, lombricillas o granos que llevarse a su pico. Todos los animalitos vigilan que no llegue el zorro  a desbaratar la buena convivencia de todos los habitantes de la granja.
A veces el granjero trae algún pequeño corderito que corre por el corral llamando a su mamá con su gracioso be, be. Todas las ovejas van con el pastor a pacer al campo y cuando llega la noche viene la mamá del corderito y le da su ración de leche, ¡con que ganas mama el corderito! Dentro de poco lo llevaran, pero seguro que otro ocupara su lugar en pocos días, que nos hará compañía y nos deleitará con su balido. Esta tarde el granjero ha llegado al corral con dos ovejas heridas, el lobo ha vuelto a hacer de las suyas, ha matado siete ovejas y herido a otras tantas, algunas graves y tendrán que ser sacrificadas. ¡Pobres ovejas!, ¿que culpa tienen ellas de que los lobos tengan hambre? El zorro también es malo, es muy listo y a veces se cuela en el gallinero sin que nos demos cuenta; cualquiera de nosotros puede acabar entre sus fauces y, ¡tiene unos colmillos muy grandes!
No me gustan los zorros ni los lobos, ni ninguno de los animales que matan a otros para comerlos. Por lo menos los humanos nos alimentan y nos cuidan; aunque nuestro destino sea ese, ser sacrificados para alimentar a otros.

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