COSAS MISTERIOSAS QUE NO TIENEN NINGÚN MISTERIO
Hay que ver las molestias que se toma la gente (o nos tomamos) para explicar cosas que no tienen ni pies ni cabeza. No hace mucho, una amiga me llamó por teléfono para decirme que alguien había estado en Castrillo tomando fotos, sicofonías, parafonías, energías y ruidos misteriosos. Yo de niña tenía mucho miedo al pasar de noche cerca del cementerio, ahora tengo mucho respeto. Anoche como de casualidad lo encontré en Internet; pero lo que vi no me dio miedo, ni me causó ninguna impresión; incluso me dio risa.
En ese
cementerio hace más de 40 años que no entierran a nadie, y ese ramo de flores
que se ve en el video, lo puso un señor del pueblo el año que se hizo la
película de “Guernica bajo las bombas”, para un hermano suyo que murió de niño
y que nadie sabíamos que había existido (supongo que solo lo sabía su familia)
pero lo puso para que si alguien entraba al cementerio guardara respeto y no
hicieran fotos ni filmaran. La verdad que resulta muy curioso y gracioso a la
vez, que justamente fueran a poner los “aparatejos” precisamente allí y ver
como alguien contestaba con monosílabos. A mi me gustaba ver a Iker Jimenez en
“El cuarto Milenio” (hace mucho que ya no lo veo) y algo de miedo si me daba,
pero ahora ya me parecen tonterías.
Mi madre,
muchas veces solía decir por muchas cosas: parece que andan los demonios. Yo no
sé si sería por esa influencia pero yo siempre creí que en una casa (no quiero
decir cual) había duendes. Aún hoy que ya no creo demasiado en semejantes cosas
me daría miedo entrar en dicha casa.
La verdad que
ver todas las tumbas de la iglesia y todos los huesos al descubierto da mucha
pena y rabia. ¿No podían haber tenido un poco más respeto y haber echado un
poco de tierra encima, o tenían mucha prisa? Si necesitaban las losas,
¿pidieron permiso para llevárselas o no lo tenían que pedir?
Yo hace unos
cuantos años estuve visitando La
Cartuja de Miraflores en Burgos (digna de ver). En la entrada
a recepción había unas losas exactamente iguales, yo pregunté de dónde las
habían llevado, el recepcionista me dijo que eran de un pueblo tapado por el
agua.
Yo no lo creí
y sigo pensando que eran las nuestras, por aquellos años ya no hacían pantanos,
a lo mejor el hombre tampoco lo sabía. Hace dos o tres años volví otra vez a la Cartuja y habían cambiado,
no se si la entrada o las losas, pregunté y me contestaron que habían hecho
obras y habían cambiado cosas.
Yo sigo
pensando como con las campanas: no lo tendrían nada fácil para ponerlas en
Castrillo, llevárselas de la iglesia fue mucho más fácil, al camión y adiós.
Estos señores
que hicieron este reportaje no sabían (por que nadie se lo dijo), que el
pueblo, ya hace muchos años estuvo abajo, donde están las fuentes. Donde hoy
está la fuente vieja se dice que estaba la iglesia y el cementerio, por allí
han estado saliendo huesos y algún cráneo hasta no hace muchos años. Hubiera
sido bonito hacer la prueba de ADN y saber a quién de nuestros antepasados
pertenecía. Si los que han grabado este video vuelven por el pueblo ya saben
otros dos sitios mucho más importantes para encontrar sicofonías; la fuente
vieja y la casa de los duendes. Y por favor dejad al pueblo en paz, que los
fantasmas solo existen en nuestro cerebro. Y otros muchos, están corriendo por
las calles de cualquier ciudad. Yo hace unos años por algo parecido, escribí
esta poesía en tono de broma.
CASTRILLO
Y SU COMPAÑÍA
Cuenta
una extraña leyenda
que
cuando la luna sale,
acompañan
a Castrillo
fantasmas
de mil edades.
Traspasando
las paredes
van
a bailar a las eras,
y
sus fantasmales danzas
proyectan
sombras grotescas.
Noches
de intensa belleza
las
noches de luna llena,
los
fantasmas se divierten
mientras
brillan las estrellas.
Ninguno
arrastra cadenas
y
libres pueden volar,
y
aunque libres, de Castrillo
no
se quieren alejar.
La
luna se va en silencio
el
alba empieza a clarear,
van
a dormir los espectros
cada
uno a su lugar.
Tu
soledad y tus ruinas
provocan
mil fantasías,
mas
cuando se va la luna
brilla
el sol de un nuevo día.
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